Casi mas de 40 años a
tenido que esperar Nick Garrie para que la maravilla que escribiera en
1969 luciera galones de obra mayor. Su caso merece capítulo aparte en el tomo
de artistas malditos de la enciclopedia musical.
Por fin el
tiempo está haciendo justicia con “The nightmare of JB Stanislas”, el disco
maldito que Nick Garrie publicó en 1970 y que apenas llegó a ver la luz. Pero como si
de un empujón de justicia poética se tratase, el disco está recibiendo el
reconocimiento merecido en una segunda juventud, gracias entre otras cosas a la
magnífica reedición, en doble CD y con múltiples extras, que Elefant Records
llevó a cabo hace un par de años.
La noticia
llega ahora tanto por su participación en el próximo Primavera sound como por
el lado audiovisual, porque 40 años después de su publicación, “The nightmare
of JB Stanislas” tendrá un primer video-clip para la maravillosa “Wheel of
Fortune”. Los compañeros de Llaüt Digital, (responsables también de
otros video-clips realizados para Elefant, como los de PAPA TOPO o el último de
BLA) han hecho un bello homenaje a aquella mágica partitura, recreando una
cinta que evoca la psicodélia de los años 60, las viejas películas pop con sus
toques de humor, un mundo actual entremezclándose con personajes victorianos,
coloreado por la consabida rueda de la fortuna. Un interesante paso más en ese
movimiento imparable de reivindicación a la figura de Nick Garrie y a aquel disco irrepetible.
Fue Lucien Morisse,
que entonces editaba los discos de Brigitte Bardot en su sello AZ, quien
se percató de aquel extraordinario talento e invirtió su dinero en una orquesta
de 56 músicos para sacar adelante aquel fantástico repertorio que parecía
provenir de un Dylan onírico. Aquel sería su último acto de generosidad
con el arte. Pocos días después de la publicación de “The Nightmare Of J.B.
Stanislas”, Morisse se suicidaba y con él también se iban las únicas
esperanzas depositadas en Garrie. Conclusión: apenas hubo promoción para un
disco cuyas copias terminarían pudriéndose en algún sótano. Garrie, deprimido y
ninguneado, prefirió olvidarse de que un día fue músico. Cierto es que a
finales de los setenta tuvo un éxito en España, con el single “Back To 1930”,
pero para entonces ya había cambiado su identidad por la de Nick Hamilton.
Han tenido
que pasar cuarenta años para que el apellido Garrie se imprima nuevamente en la
portada de un disco. Respaldado por el maduro batallón del indie-pop escocés (Teenage
Fanclub, BMX Bandits), Garrie retorna para ocupar el sitio que nunca debio
dejar escapar.
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